Peter Gabriel deslumbró en GEBA con “nueva sangre” en memorable concierto. Su inigualable voz brilló a toda ORQUESTA

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http://contintanorte.com.ar/2011/11/19/peter-gabriel-deslumbro-en-geba-con-su-nueva-sangre-en-un-concierto-para-el-recuerdo-su-inigualable-voz-brillo-a-toda-orquesta/

Peter Gabrliel en GEBA 2011
Peter Gabrliel en GEBA con la New Blood Orchestra y los músicos argentinos de ARTISTAR. FENIX Entertainment Group
19/11/11. El cantante inglés Peter Gabriel se presentó anoche en el Estadio GEBA con una nueva y ambiciosa propuesta. El ex Génesis brindó un show sinfónico magnético, sin precedentes, haciendo buena parte de sus éxitos en plan umplugged, apelando a las cuerdas y vientos. Más de 30.000 personas poblaron la cancha de rugby del club capitalino y se vieron envueltas por un espectáculo con una atmósfera musical y visual de alta calidad ofrecida por el experimentado cantante y compositor, quien desafiando el paso sostenido de los trenes – el estadio está rodeado por las trazas de la línea Mitre y San Martín, por nombrar algunas- se animó y repasó parte de su carrera como solista junto a su nuevo proyecto musical, The New Blood Orchestra, que reúne a 47 interpretes, cuya mitad, en esta ocasión, fueron argentinos. Gabriel recordó que en su estudio en Londres también debe lidiar con las formaciones, por lo que soltó que se sentía “como en casa”. Hubo guiños con el público, Gabriel se expresó en impecable castellano y hasta dedicó un tema a las víctimas de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).
Lejos del rock progresivo y sinfónico de Génesis, banda que fundó en 1967, y lejos también del pop que lo consagró en los 80, Peter Brian Gabriel, de 61 años, cautivó a un público tranquilo y respetuoso que lo acompañó en un viaje por parte de su trayectoria, de más de 40 años, en clave de orquesta, generando un ambiente onírico, elegante y lleno de sutilezas sonoras y visuales.

Esta idea “sin guitarras ni baterías” -que anticipaba los carteles de la gira-, no se trató de éxitos de Gabriel meramente orquestados, sino que implicó una transformación completa de sus temas, en algunos casos únicamente reconocibles por su inconfundible voz.

Tampoco fue un recorrido por sus hits -aunque no faltaron algunos-, sino, más bien, una serie de temas que encerraban un concepto cada uno, desde la letra, el sonido y la imagen.

“Heroes”, de David Bowie y Brian Eno, fue el tema elegido por Gabriel para abrir el recital, entre ovaciones y aplausos de un público que gradualmente fue llegando al silencio, atentos a una versión de ese clásico, donde la orquesta vibra en el fondo y la voz del músico sorprende por su potencia y su notable amplitud de registro.

Tras lucirse en un par de temas la orquesta tiene su peak en “San Jacinto”. En perfecto español Gabriel contó la historia de un portero que conoció en EE.UU. El muchacho de origen indígena fue iniciado por un Chamán, el cual hizo que una serpiente cascabel lo mordiera a los 17 años. Si soportaba y volvía en sí del viaje alucinógeno causado por el veneno se convertiría en hombre para la tribu.  El tema tuvo uno de los mejores arreglos de la noche e hizo a la gente aplaudir de pie en el momento culmine cuando los arcos de los violines se transforman en verdaderos serruchos y sus dueños carpinteros con epilepsia. Sencillamente impecable ejecución de esta obra lirica de Gabriel.

“Esta es una canción sobre la tortura”, dijo Gabriel -quien se esmeró por hablar todo el tiempo en español-, al comienzo de “Wallflower”,tema donde predomina el piano y que es una reivindicación a la lucha por los derechos humanos, esta vez dedicado a las víctimas de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).

La pieza “Intruder” llegó como un aspecto más oscuro del compositor, acrecentando el ritmo de la orquesta a cada segundo, con una voz extremada a la interpretación teatral y un juego visual, entre luces y proyecciones, que expresan opresión y una suerte de descenso a un infierno más que nada cerebral.

El primer momento explosivo de la noche se dio con “Secret World”, donde surgieron las palmas a tono con la percusión, los coros y la fuerza de un clásico que muchos acompañaron cantando hasta en los detalles más mínimos. A ese le siguieron otros clásicos: “Mercy Street” y “The Rhythm of the Heat”, más étnicos en su sonido.

El espectáculo prosiguió con un clásico que no deja de emociar: “Father, son”, canción que el ex Genesis dedica a su padre próximo a cumplir 100 años. Las gigantes imágenes del video –que ya había mostrado en 2007 en Vélez- muestran al padre y al hijo juntos en una granja. El viejo Peter logra emocionar con esta sentida balada y con su suave voz.

Los timbales fueron los protagonistas en “Signal to Noise” y retornaron al público a la realidad haciendo retumbar nuevamente el piso y los cuerpos que lo pueblan.
Curiosamente “Digging in the Dirt “ no fue  uno de los arreglos orquestales más logrados mucho más lento le da la posibilidad a Gabriel de colocar su voz, más cascada pero ya no tan potente un par de tonos más abajo. Este clásico pasó con un entremés. No así “Mercy street” una de las mejores interpretaciones de la noche junto con San Jacinto. Casta, elegante, glamorosa y bella no tardó en cautivar al público.

Poco después de la mitad del recital llegaron dos importantes obras en la carrera de Gabriel, la primera, “Red Rain”, con una particular oscuridad melancólica y un escenario bañado en rojo, y la segunda, Solsbury Hill -aplaudida de pie-, primer canción como solista que habla justamente de su separación del grupo Génesis, en 1975.

Hacia el final llegaron “Biko”, homenaje a la libertad dedicado a Steve Biko, activista sudafricano -otro tema con gran respuesta desde el público-, “In you Eyes” y “Don’t Give Up”, ambos con mucha fuerza desde la orquesta. Vale recalcar que  en “Don’t Give Up” no solo se luce la fuerza interpretativa de Gabriel sino que contrasta con la delicadeza de una de sus corista en un dueto sublime y emocionante.

La gran puesta audiovisual del show fue una constante donde las cámaras resultaron invisibles y las imágenes pasadas usan filtros inimaginables, todo enlazado y en función de cada tema, adornado con luces muy bien manejadas. Una de las mejores realizaciones escénicas –sino la mejor descontando su recordada presentación en Amnesty- realizada por Gabriel en el país

El cierre se completó tranquilamente con “The Nest That Sailed the Sky”, con Gabriel al piano, deslizando una suave melodía acompañada por una impresionante proyección y puesta de luces, concluyendo, entre largos aplausos, más de dos horas de un espectáculo que demuestra que el artista está más grande, menos rockero, pero no olvidó como hacer un recital

Fuente: Télam/CONtinta NORTE